domingo, 11 de agosto de 2013

De Piazza Duomo al mercado

Leo en la Wiki:
Catania fue fundada en el siglo viii a. C. por colonos griegos de Calcis, en Eubea, conducidos por Euarcos. Inicialmente llamada Αἴτνη (Aítnē o Ætna), detrás del volcán, la ciudad fue posteriormente conocida como Κατάνη (Katánē). Su nombre fue Katane. La fecha exacta de la fundación no se conoce pero fue poco antes del 700 a. C.  

En Siciliano dice así:
Secunnu nzoccu scrissi lu stòricu grecu Tuciditi, Catania la funnaru nta lu viii sèculu a. C. culoni greci ca vìnniru dâ Calcidia, nta l'Eubbea, guidati di Evarcu: chissi, doppu ca funnaru Naxos ntò 734 a.C., cuntinuaru la caminata agghiri sud e, battagghia dopu battagghia, sguminaru li Sìculi criannu li dui cità di Liontini e di Catania. Chiamaru sta cità "Catania" dô grecu "Ka Etnea" (zoè "suttu l'Etna") o, comu dici n'àutra vuci (secunnu lu stòricu grecu Plutarcu), "Katene" (ca 'n grecu anticu significava "grattarola" --zoè "grattuggia" 'n talianu-- pirchì lu tirrenu unni idda fu custruita, pi causanza dâ sciara di l'Etna, è aspru e gratta propriu comu na grattarola).

Los griegos fundaron la ciudad donde había agua, y esa agua era la del río Amenano, que hoy corre subterráneo. Esa zona corresponde a los alrededores de la Piazza Duomo. Es el agua del Amenano la que se puede ver (no fue mi caso) en la fuente construida en homenaje de los fundadores en 1867. La Fontana dell'Amenano está al costado del Seminario dei Chierici. 





Justo escondido detrás de la fontana está el mercado más popular de Catania, La Pescheria. Los puesteros anuncian a los gritos, y en siciliano, lo que tienen para vender.



Y pasando el arco, que es parte de lo que queda de la muralla de Carlos V, está el mercado.







Este es un plano de 1637 que encontré en la Wiki. Muestra la muralla de Carlos V. Muy poco tiempo después, la erupción del Etna (1669) y a los pocos años el terremoto (1693) destruyeron muchos tramos. Tendría que haberlo observado con más detalle, pero me pareció que en algunos sectores, es la muralla la que está perforada y convertida en edificios. Pero no sé.




Vuelvo a entrar y voy a la Piazza Duomo para ver qué es esto del elefante. En la piazza está la Fontana dell'Elefante. El arquitecto Giovan Battista Vaccarini la armó entre 1735 y 1737. Y digo "la armó", porque encontró el elefante por aquí, el obelisco por allá, reparó al elefante que el terremoto había dañado, puso en lo alto del obelisco una esfera, la palma del martirio de Santa Ágata, los lirios por la pureza de Santa Ágata, una placa con la inscripción MSSHDPL ("Mente sana e sincera, per l'onore di Dio e per la liberazione della sua patria" y de frutilla de la torta, una cruz. La segunda foto la encontré en la web.
En la wiki dice que el elefante quizá era púnico, que el obelisco lo habían traído los romanos de Egipto y que poner un obelisco arriba de un elefante ya se le había ocurrido a Aldo Manuzio o a Francesco Colonna cuando hicieron Hypnerotomachia PoliphiliAquí está el grabado: es el de la foto 2.




Bueno, no sé. Vaccarini era un palermitano erudito, había completado su formación en Roma y llegó a Catania invitado por el obispo. Sus obras significaron una "drástica reducción del aparato decorativo". Vaccarini se opuso al tradicionalismo de los capimastri locales (los del ensañamiento decorativo) y quiso dar a la ciudad una imagen más moderna. Todo eso dice mi librito. Pero aquí lo tenemos a Vaccarini apilando una fuente, un pedestal, un elefante, un obelisco, una esfera, unos lirios, una hoja de palma, una placa en clave y una cruz. ¿En qué quedamos, Giovan Battista? Si fuera solo una cita de Colonna-Manuzio no tendrías que haberle puesto todo lo que tiene arriba. ¿Habrá sido sugerencia del obispo? Tengo que leer un poco más para entenderte.

1 comentario:

  1. Texto de Colonna (¡gracias, Tere!)
    Allí, no muy distante del gran caballo y a su mismo nivel, se ofrecía a la vista un enorme elefante de una piedra más negra que la obsidiana, sembrada copiosamente de partículas de oro y plata como polvillo resplandeciente. Su claro lustre era testimonio de su dureza, porque reflejaba los objetos como un espejo, excepto donde el metal había difundido su verdoso orín, ya que en la parte superior de su amplísimo lomo tenía una maravillosa gualdrapa de bronce con dos cintas que ceñían estrechamente su monstruosa corpulencia. Entre estas grandes ligaduras, con fíbulas relucientes de la misma piedra, se sostenía un pilar cuadrangular que correspondía a la anchura del obelisco situado sobre el lomo, ya que ningún peso perpendicular debe tener debajo aire o un espacio vacío, si quiere ser sólido y duradero. El pilar estaba adornado en tres de sus caras con caracteres egipcios. Este monstruo, cuyo lomo servía de peana al obelisco, estaba figurado y realizado maravillosa y hábilmente, según las reglas del arte de la escultura. Sobre la gualdrapa, convenientemente adornada con muchas figurillas y clavos y escenas e invenciones, se alzaba, firmísimamente asegurado, un obelisco de piedra lacedemonia verdosa. Su diámetro inferior era de un paso, que multiplicado por siete daba la altura, hacia la cual las caras se adelgazaban hasta acabar en punta. En ésta sobresalía fijada una redondísima esfera de materia transparente y lustrosa.

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