martes, 31 de mayo de 2011

Medellín primavera

Dicen que Medellín tenía un clima primaveral.

La niña de las rosas (1904), de Francisco Antonio Cano.

Pero que luego cambió. Y que hubo años con invierno (= época de lluvias) y ya no más siempre primavera. Y que ahora el tiempo es muy inestable. Y que este año alguna vez hizo frío.

De la serie Yarumos, de Rodrigo Callejas.


Pero este Medellín, el de estos días, es pura primavera.



Hasta en el cementerio de San Pedro.


Verde Medellín

Medellín está en un valle muy verde. Los barrios trepan a los cerros y de noche las luces titilan como luciérnagas. Como en La Paz. Pero verde.
Como este detalle de un óleo de Ethel Gilmour. Pero como muchas más casas.


Como en este óleo de Eladio Vélez. Pero ciudad, no campo.


Desde el Jardín botánico, el verde Medellín se ve así:

Boteros en el Museo de Antioquia

La mayor parte de la colección del Museo de Antioquia fue donada por Fernando Botero. Esta donación, hecha en varias etapas, incluye pintura europea y estadounidense del siglo XX, y obras del mismo Botero. Aquí algunas chicas.

Monalisa.
La colombiana.

Nuestra señora de Colombia.

Y aquí está Pablo Escobar muerto en los techos.


Más fotos aquí.

lunes, 30 de mayo de 2011

Sudarios, de Erika Diettes

Santa Clara, a unos pocos pasos de la plaza Bolívar, fue un convento de mujeres. Ahora es un museo. Las paredes de la iglesia están íntegramente cubiertas por cuadros del barroco mestizo, muchos de ellos de mujeres sufrientes. Con su interior de luz dorada, Santa Clara es la iglesia más bella de Bogotá.
En estos días la iglesia alberga la muestra Sudarios, de la fotógrafa colombiana Erika Diettes. En telas muy finas, suspendidas por hilos invisibles, hay veinte retratos de mujeres. Todas ellas perdieron a alguien querido en manos de bandas paramilitares y fueron testigos de esas muertes. Erika las fotografió desnudas mientras relataban lo que habían visto y vivido.
Una muestra bellísima y conmovedora.











Aquí reseña en El Tiempo.

Más Museo de Arte Colonial

A pesar de la lluvia, el patio del museo --el antiguo claustro del colegio de los jesuitas-- estaba lindo como siempre. En el fondo se asoma la torre de san Ignacio.




Mis dos elegidos son dos óleos de la escuela cuzqueña (siglo XVIII): una Virgen del Rosario de Pomata y una Sagrada Familia. Aquí dos detalles.




Estaría muy mal si no pusiera alguna obra de Gregorio. Van dos.


El taller de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos

En el Museo de Arte Colonial, en pleno barrio de La Candelaria, hay una sala que ilustra cómo podría haber sido el taller de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (17638-1711).





Frascos
Abajo, de adelante hacia atrás: blanco de plomo, ocre y tierra de Siena natural.
Arriba: tierra de Siena tostada, tierra de sombra natural y negro de humo.

Platos
Abajo: bermellón (cinabrio genuino, se aclara).
Arriba: verde tierra.


Más materiales de Gregorio.
Izquierda: carboncillo y piedra de sanguina natural.
Abajo: pigmento aglutinado con aceite (una vez preparado el óleo se colocaba en conchas con agua para que no se secara), resinas naturales utilizadas para elaborar barnices y arcilla natural para preparar la base.
Arriba: semillas y aceite de linaza.


Una salita del Museo del Oro

El Museo del Oro es una maravilla (este grande y el de Cartagena, con el oro zenú, también). La sala que explica las distintas técnicas metalúrgicas es una joya de la divulgación y hay decenas y decenas de piezas bellísimas. Esta vez no quise poner las fotos de mis piezas favoritas, sino las de una pequeña salita conocida como la sala de la ofrenda, donde el efecto de acumulación es lo que hace la diferencia.







En Bogotá

Mucho frío y mucha lluvia en Bogotá. Mucha lluvia. Pero con lluvia y todo el balance es delicioso.
Aquí la plaza Bolívar después de la lluvia, con la catedral y la capilla del Sagrario.



Y estos son algunos hallazgos del Museo Nacional.

Figuras de cerámica precolombina  que representa a dos hombres en una actitud de subordinación (al lado hay una pieza que representa a un personaje poderoso y la actitud corporal es claramente diferente).


Una señora del Rosario de la escuela quiteña (siglo XVIIl) y los jesuitas peleando con los turcos en Lepanto (¿en qué otro museo vi una escena similar?)




La primera representación pictórica de la selva colombiana. Es un óleo sobre madera de 1921, de José Domingo Rodríguez.


Tres óleos de Botero (la segunda foto es un detalle).




Helen también sacó fotos.



Aquí el enlace a la página del museo.

Y de yapa, ¡los maravillosos textiles Paracas!