"Mompós es uno de los sitios más calientes de América" (Humboldt)

En Mompox hace mucho calor. Muchísimo. Y como en Chazuta, la patria del calor, se ve gente desparramada en reposeras y sillones. Pero a diferencia de Chazuta, en Mompox también se ve mucha gente trabajando, en la calle, haciendo sus cosas. Y si uno se encuentra con las chicas de Colegio Nacional Pinillos, con sus medias casi de abrigo, sus jumpers a cuadritos y sus zapatones de cuero negro, hasta puede convencerse de que tanto calor no hace. Pero hace, claro que hace.
Humboldt, que escribía sobre todo, y que estuvo en Mompox, también escribió sobre el calor Y sobre los mosquitos). Aquí.
Lo de los mosquitos es cierto, y mi Bacterion no los asusta (me puse el aire acondicionado a 16 ºC para tranquilizarlos), pero sopla una brisa ligera. Humboldt: yo tuve suerte.

Estuve un rato a la mañana en el Colegio Nacional Pinillos. Me recibió un profesor de Filosofía. Era de Pereira (¿o me dijo Manizales?), pero había estado varios años en el Putumayo, cuando apenas se había recibido. Un día se cansó y pidió el traslado a Mompox. En el camino (vino por Magangué) estuvo a punto de volverse ("el camino era un lodazal") y cuando llegó a la ciudad ("casi en ruinas") se preguntó para qué había salido del Putumayo, adonde hasta se podía llegar en el avión de Satena. Pero fue nada más atravesar la entrada del colegio para darse cuenta de que había elegido bien. Y eso que una de las alas, reconstruida hace unos meses, estaba derrumbada en medio de un bananal. "Este colegio no parece un colegio en medio de la selva. ¿Usted que dice?"

Al profesor de filosofía, que dice que no es garciamarquiano, le gustan los libros de Germán Castro Caycedo y de Gustavo Álvarez Gardiazábal. Yo le dije que si había estado en el Putumayo y había tomado notas ("casi etnográficas") de la gente (me dijo los nombres de dos o tres etnias) tenía que leer La casa verde y El hablador.
Con la charla me acordé que tenía al Putumayo en mi wish list.