Mi primer viaje en avión también fue al Uruguay. Fue unos
meses más tarde y estaba embarazada de Matías. Cómo fue que pasé de Carmelo a
Carrasco, de que el dinero solo alcanzara para la lancha a que diera para
viajar en avión, es algo que se me quedó en el olvido. O quizá el cambio fuera
en atención a mi embarazo, no sé.
La primera vez que oí hablar de Carrasco yo era bastante más
chica, y fue en la tele: Carlitos
Páez Rodríguez contaba en un reportaje que cuando llegó al Uruguay después de
sus 70 días en los Andes lo primero que hizo fue ir hasta la playa de
Carrasco, tirarse en la arena y besarla. Con el tiempo, Juan Pablo II, que no
más bajar del avión besaba el suelo del país al que llegaba, hizo que el gesto
me sonase de lo más natural, pero en ese momento lo de Carlitos me pareció
exótico (pero comprensible, claro).
De todo eso me acordé hoy en la playa de Carrasco, en un
segundo, como si se abriera una puerta que había estado mucho tiempo cerrada.
Saqué unas fotos. Van vintage, para estar a tono con los
recuerdos.
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