viernes, 25 de mayo de 2012

Horas antes de que baje el zonda

Para algunos es el mar; para mí, la montaña.
Ida: Potrerillos, Uspallata, Polvaderas, Punta de Vacas, Penitentes, Puente del Inca.
Vuelta: de Uspallata a Mendoza por Villavicencio.




¡Qué frío hacía en la Cruz de Paramillo! ¡Y qué viento! Tuve que apoyarme en un poste para no mover la cámara. El paisaje de Puna, con sus matas achaparradas y espinosas, es siempre un paisaje inmóvil. Pero aquí el viento era tan fuerte que las plantas temblaban; las jarillas, sobre todo, con un temblor duro, seco.



Villavicencio estaba lleno de gente: familias con niños en paseo de domingo (anticipado). Mucha ropa de abrigo, bufandas, guantes; los niños pequeños envueltos en frazaditas. No te vayas tan lejos. Dale la mano a mamá. Lo dejé en el auto. Vení para acá, te digo. Fijate dónde pisás. Ya ya ya vamos a tomar algo.
Y de repente, una, dos, tres ráfagas de viento caliente. Es el zonda. ¿Te diste cuenta? Es el zonda. Es el zonda. Chicos, el zonda. El zonda, sí. ¿Sentís?, es el zonda. El zonda. En la radio dijeron que esta noche baja el zonda.


Lindos los "jardines" de Villavicencio en otoño.



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