Aquí está el pórtico, con tres arcos, y el mismo juego de arcos entrecruzados que en Monreale.
Las torres tienen aspilleras, que son esos tajos desde donde se disparaban flechas con arcos o con ballestas.
Este es el interior, con tres naves separadas por columnas de granito (menos una, que es de mármol). El techo de las naves es de madera tallada. A diferencia de lo que sucede en la Cappella palatina, por ejemplo, los mosaicos del duomo de Cefalù solo están en el sector del altar. El resto del interior es muy despojado. En el ábside hay un Cristo Pantocrátor bendiciendo.
Ruggero II había dispuesto que este sería el lugar donde debía ser sepultado, pero cuando se murió, en 1154, todavía no estaba listo el mausoleo, y menos consagrado. ¡Pobre Ruggero, no era una mala idea!
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