martes, 9 de abril de 2013

Puro Altiplano

El tercer día de nuestro paseo mantuvimos los 4300 metros y recorrimos de norte a sur el sector del Altiplano que se extiende entre el parque nacional Lauca y el pueblo de Colchane.
Aquí está Ancuta, casi desierta, con su pequeñísima capilla. Aprendimos que tradicionalmente las familias tenían tres corrales: uno cerca de la casa, para faenar y esquilar; otro un poco más lejos, para encerrar los animales de noche, y otro en pendiente, para el invierno altiplánico, que es la estación de las lluvias (diciembre a marzo).





Luego llegamos a Guallatire (en aymara, "lugar de guallatas"), donde solo viven carabineros y gente de la reserva nacional Las Vicuñas. El volcán, que también se llama Guallatire, humeaba.
Copio la referencia de la Ruta de las Misiones:
Guallatire tiene su origen como ingenio del vecino mineral de Choquelimpie. El templo, que originalmente estaba en el lugar del actual cementerio, fue construido en el siglo XIX y dedicado a la Inmaculada Concepción. Es una magnífica expresión de arquitectura barroca andina, con atrio cerrado, torre campanario exenta de dos cuerpos y remate en baldaquino, muros de piedra y barro, armadura de par y nudillo y cubierta de paja brava, que actualmente está en estado de emergencia y requiere urgente restauración.Guallatire tiene su origen como ingenio del vecino mineral de Choquelimpie. El templo, que originalmente estaba en el lugar del actual cementerio, fue construido en el ssiglo XIX  y dedicado a la Inmaculada Concepción. Es una magnífica expresión de arquitectura barroca andina, con atrio cerrado, torre campanario exenta de dos cuerpos y remate en baldaquino, muros de piedra y barro, armadura de par y nudillo y cubierta de paja brava, que actualmente está en estado de emergencia y requiere urgente restauración.










Más adelante pasamos por otros pueblos muy pequeños, vimos rebaños de llamas y una manada de machos de vicuña. Al mediodía llegamos al salar de Surire e hicimos picnic en las termas de Polloquere.






Entre el salar de Surire e Isluga cruzamos varios pueblos abandonados y vimos paisajes de una extraña belleza. Nos detuvimos en Villacoyo y Llocuoma, sin gente, con sus iglesias mínimas recientemente restauradas.






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