martes, 14 de febrero de 2012

En la basílica menor

La catedral de Trujillo es amarilla, casi dorada con el sol de la tarde. Tiene retablos muy antiguos y un museo con olor a humedad, óleos ennegrecidos por el tiempo, hábitos apolillados y, en el subsuelo, unos bellos frescos que merecen una visita.






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